viernes, 28 de septiembre de 2007

Chilenización económica del Perú

Una vergüenza. Claramente nosotros no somos miembros de los grupos económicos de Chile (no creo que ningún lector tenga apellido Claro, Luksic o Angelini), sin embargo el pudor me aflora. Chile, que eternamente se ha quejado de la invasión económica Yanky y que además nos cagó la identidad, ahora invade al país vecino Perú.

A falta de invadir con una identidad que no existe (bueno, nuestra identidad es precisamente no tenerla), los navíos colonizadores de Claro (la Pinta), Luksic (la Niña) y Angelini (la Santa María) atacan con lo que mejor saben hacer: explotar y ganar de forma inmoral. La inversión de estos grupos económicos en el Perú, hasta el 2006, es de 4.038 millones de dólares (contrastados con los 40 millones que ellos invierten en Chile), llegando a ser dueños del Banco de Trabajo Financiero CMR, amos del monopolio de los centros comerciales con Ripley, Almacenes París y Falabella, acrededores del 65% de los servicios portuarios y además, por si fuera poco, a ser los que asesoran con servicios de comida y transporte de minerales a empresas mineras, entre otros negocios.

Para conocer al rey es preciso ser plebeyo, para conocer a la plebe es preciso ser rey”, esta frase de Maquiavelo, que no intenta ponernos ni arriba ni abajo de Perú, muestra que para saber más de nosotros mismos, hay que ver qué se ve desde afuera. Por lo tanto la mejor manera con la cual podemos enterarnos de lo que realmente pasa con los inversionistas que ganan sueldos inmorales al otro lado de la frontera, es revisar la prensa peruana y los documentales peruanos. En Chile, los noticiarios y los diarios conservadores (fomes hasta más no poder) sólo muestran buenas noticias de lo beneficiosos que será el nuevo TLC con…ya da lo mismo. Chile, que era el patio trasero de las grandes potencias junto con sus vecinos de Sudamérica, ahora quiere hacerse un mini patio trasero, dentro del patio trasero de otros.

Acá, en realidad se vive lo mismo, sólo que al menos quienes nos explotan tienen la misma nacionalidad nuestra (mismos apellidos ni cagando), sin embargo los peruanos han sido más movidos que nosotros, ellos captaron lo que nosotros vemos pero no analizamos. “Operativo cuerazos peruanos”, es una manifestación en contra de la publicidad que sólo muestra rubias y rubios pelo lais, gran muestra del descontento con esas imágenes ridículas que llevan los publicistas de nuestros magnates en Perú, claramente distorsionadas del peruano medio. La gran pregunta es, ¿el chileno medio es un rubio, alto, pelo lais, que tiene vacaciones en playas paradisíacas?, está demás la respuesta, pero a diferencia de los peruanos, a nosotros no nos llama la atención este estereotipo, o quizás estamos más acostumbrados por que este proceso lo vivimos antes gracias al Tata (que en paz no descansa) quien se vendió a gringolandia, al igual que los políticos peruanos están vendiendo Perú a Chile. Una vergüenza.

Por José Morgado

viernes, 14 de septiembre de 2007

El once como pasa

El 11 de septiembre no pasa desapercibido, no es un día cualquiera, significa controversia y memoria para todos. Definitivamente son lamentables los focos de violencia que se produjeron en las poblaciones de nuestro país, que tuvo como resultado la muerte del carabinero Cristián Vera, del cual mucho se ha hablado en los medios de comunicación, y se ha estrujado el hecho al máximo para mantener la atención de la opinión pública.

No es que desconozca la tristeza de los sucesos en general, pero por qué siempre nos quedamos en el hecho, todas las miradas giran en torno a la noticia, lo más importante es la muerte del cabo, pues las causas de las manifestaciones se suprimen, y cuando me refiero a causas no pretendo ni creo que sea un movimiento definido que exige una digna salud o un cambio al sistema educacional, más bien apunto a las causas de fondo que tiene un menor de quince años para montar una barricada o tirarle un camote a un paco.

Muchos podrán decir que no existen dichas causas y en cierta medida puedo concordar con esa visión, pero lo ocurrido el pasado 11 es una revelación de una problemática social que se acentúa todos los días. Los hechos de violencia son la representación de rabia y marginación por parte de los que no fueron favorecidos por la manito del neoliberalismo. Pero se va siempre a lo más fácil, a la hora de entregar balances y conclusiones públicas, se habla de repudio, de delincuencia, de cifras de detenidos, heridos y muertos para continuar con un espectáculo donde prima lo mediático.

Todo se reduce a la delincuencia, y me cuelgo de las palabras de Faride Zerán, premio nacional de periodismo de este año, cuando dice que definitivamente existen elementos de delincuencia en las manifestaciones, pero también hay un descontento y una ira que se soslaya.

Otro factor de gran importancia son los medios de comunicación, que juegan un rol fundamental para canalizar la digestión de los hechos, y no cumplen con la responsabilidad de informar como se debe, un ejemplo latente fue el saqueo del “colegio” Nocedal de La Pintana. En todos los medios se acentúa las incongruencias de asaltar un establecimiento que ayuda a una comunidad en “riesgo social”, para generar la mirada de: “¿Por qué mierda saquean un colegio que le sirve a su propia población? no tienen idea de nada”. Pero lo que nadie dice es que el lugar saqueado es una institución del grupo extremo católico Opus dei, donde se imparten cursos de cocina, limpieza y orden para profesionalizar a las asesoras del hogar que trabajarán para las familias de los ultra católicos.

De esa manera, obviamente que existe un problema más amplio, que se manifiesta de manera deplorable y eso nadie lo puede negar, pero mientras sigamos mirando la forma e ignorando el fondo, tendremos muchos más onces para evocar la memoria, será la pasita que nos recordará que hay molestias y marginación, que los TLC, grandes exportaciones, excelente números en la economía y en las encuestas no se refleja en todos, y seguiremos lamentando más muertes y más rabia.

Por Herman Villagrán Valero