Inteligencia militar: increible, pero cierta

Aunque les resulte poco creíble, sí es posible que dos elementos armados choquen sin disparar ni una sola bala. Con astucia, habilidad y rapidez todo se puede lograr. A continuación el relato exclusivo de la liberación de Ingrid Betancourt.

El ejército colombiano planeó minuciosamente la “operación jaque”. En su preparación se adiestró arduamente a un contingente militar en extensas jornadas de ajedrez, en momentos la desesperación reinaba entre las brillantes mentes, pero el tiempo permitió que los soldados aprendieran el juego y a su vez la dinámica del plan maestro. Luego los milicos caribeños fueron sometidos a discusiones intelectuales de la teoría marxista, muchos no resistieron esta etapa y abandonaron la misión, otros hicieron suyas las ideas y siguieron un nuevo camino, los mejores fueron trasladados a la última fase del plan: lucir en sus vestimentas la imagen del Che Guevara. Los sobrevivientes estaban listos para afrontar la difícil tarea al mando del general Fredy Padilla, quien estaba muy informado del paradero de la secuestrada, extrañamente enviaba cartas periódicamente por Internet desde un computador y siempre se tenían noticias de ella.

Con la extrema preparación, la inteligencia militar llegó a su máxima nivel, pues el ejército tenía la capacidad de mimetizarse entre las tropas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia como unos integrantes más, nadie sospecharía de ellos.

Un par de horas bastaron para localizar a Betancourt y los otros 14 rehenes (que se encontraron por fortuna, iban sólo por la ex candidata). Después se le tomó suavemente del brazo y se echaron a caminar por la selva, todo muy simple. Nada de sobornos, ni pactos, ni montajes, todo muy claro y especificado, sólo con astucia y rapidez.

Después los militares pudieron aplicar sus dotes de sensibilidad para dar discursos a los medios de comunicación con un alto contenido emocional, sin antes haber alimentado a Ingrid en la equivalencia de 6 años, eso explica el estado de normalidad que lucía en ese momento. Para poner la guinda de la torta en este inteligente acto, nuestra querida Presi postula a Betancourt para el premio Nobel de la paz.

Aunque usted no lo crea, ni una sola bala, ni un solo dólar de por medio, sólo inteligencia. Es la envidia del gobierno chileno que con los problemas de inflación y escaso crecimiento económico, ya están pidiendo ayuda a los milicos caribeños para otro rescate, o en el peor de los casos, se ofrecen voluntarios para estar secuestrados.

Por Herman Villagrán Valero