El precio del cambio

Llegamos a agosto y es típico que aparezcan esas voces diciendo que las cosas no han cambiado mucho. Se equivocan rotundamente, las transformaciones en el país se notan a leguas. Lo primero que ha variado son las cifras de crecimiento económico que bajaron sus expectativas, junto con la inflación que se incrementó notoriamente, y no hace falta ser un experto en economía graduado en Harvard para darse cuenta que mes a mes hay que apretar mucho más los dientes, porque diez lucas duran menos que un peo en un canasto.

Por otro lado las tarifas de transporte en las regiones han sufrido un alza casi insostenible para el bolsillo de la ciudadanía, pues este ítem se lleva entre un 20% y 30% del nuevo sueldo mínimo ($159.000), lo que implica una clara desproporción entre el “histórico” reajuste, y los gastos que tenemos los chilenos sólo en materia de locomoción. Y parece que esto no tiene vuelta atrás con las declaraciones de Viera-Gallo cuando dice que si se rechaza un nuevo subsidio para el Transantiago los pasajes en el resto de Chile seguirán subiendo.

Nada sigue igual, y seguirá cambiando, imagínense que desde hoy se advierte una fuerte alza en las carnes, ni siquiera quiero pensar en los precios cuando llegue el 18. Los perros, gatos y ratones comienzan a temer por sus vidas, porque se presentan como una excelente alternativa para los asados y empanadas, y mirémosle el lado bueno, es un plato muy exótico, una delicia para los finos paladares, ya quisieran un manjar como este los excéntricos orientales. Pero también existe otra opción un poco más radical: transformarse en vegetariano, pero hay que descartar las papas del menú porque están caras todavía.

Para los amantes de la rutina, no todo está perdido, porque Velasco anunció 5 medidas para paliar la complicada situación económica: Responsabilidad contra las alzas, ahondar el programa de protección social, controlar el gasto y calidad de la gestión pública, progresar en energía e invertir en el futuro. Con esta fórmula se exterminaría por completo esta gigantesca transformación que ha llevado a cabo la Concertación.

Así que usted no lo diga, las cosas no siguen igual. Como diría Mercedes Soza: cambia todo cambia y el precio del pan no se queda afuera, y como diría Lavín: Viva el cambio… aunque cueste caro.

Por Herman Villagrán